-Hola -Hola -Le puedo preguntar qué lleva en el saco? Se lo digo porque parece pesar lo suyo... -...Secretos. Secretos que voy cogiendo de aquí y allá... -Entonces, no le pertenecen. -Yo sólo cojo lo que no es de nadie. Imagine que una hilandera se hiere de muerte con el uso de su rueca o un padre de familia cazador de lagartos, se hace el sepuku...a quién pasan a pertenecer sus secretos, sus más íntimos tesoros? -No sé...su familia...Todo el mundo tiene alguien que le quiera. -Pero no todo el mundo es capaz de aguantar el peso de los secretos ajenos. -Mire...un caballo. Es siempre así. Si sabes esperar, el mar siempre te devuelve el doble, y hasta el triple, de lo que un día le entregaste. -Fragmentos de Apoikía-
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