miércoles, 4 de marzo de 2009

Vulnerasti cor meum

















La foto: Roma, verano de 2005, uno de los diez ángeles que adornan el puente de Sant'Angelo, construido entre los años 134-139 por el Emperador romano Adriano-. En su pedestal puede leerse la leyenda "Vulnerasti cor meum" -Vulneraste mi corazón-.

EL MARCO DE LA VENTANA: El príncipe, que con frecuencia pasaba largas horas con sus consejeros para deliberar sobre un asunto urgente de jurisdicción territorial, agradeció a la princesa que atendiera a su nuevo amigo. Acompañada por dos damas, la princesa paseaba con el margrave por el jardín amurallado del pie de la torre, o se sentaba con él en una pequeña cámara contigua a sus aposentos privados en la gran sala. En la antecámara había un par de estilizadas ventanas ojivales situadas en un ancho recoveco con asientos de piedra a los costados. A través de las vidrieras de las ventanas se veían colinas boscosas y un recodo distante del río. Un día en que la princesa contemplaba el río distante desde la ventana, y el margrave, con su barba filosa y marrón y su túnica tachonada de amatistas, estaba sentado en el ángulo formado por el asiento de piedra y la pared de la ventana, la princesa despertó repentinamente de su ensueño al oír pasos. Se dio vuelta de prisa, llevándose una mano a la garganta, y vio al príncipe en la puerta. "Me has sobresaltado, mi señor" dijo, mientras el margrave permanecía inmóvil en las sombras. El oscuro forastero en el rincón del asiento, la sobresaltada y sonrojada esposa, la quietud del cielo a través de los claros paneles de vidrio, todo esto despertó la suspicacia del príncipe. Desechó el pensamientgo de inmediato y se aproximó riendo al par junto a la ventana. "La princesa, el enano y la mazmorra"

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